Uno de los desafíos contables del ejercicio 2019 fue la implementación de IFRS 16, que establece un modelo de análisis para determinar si un contrato es, o contiene, un arrendamiento y registrar un “derecho de uso” y una “obligación por arriendo”, eliminando el concepto de “arrendamiento financiero” (reconocer activos y pasivos por leasing) y de “arrendamientos operativos” (reconocidos como gasto por arriendo).
Una vez efectuado en análisis inicial, el desafío es mantener un proceso que permita evaluar la aplicación de esta norma a los nuevos contratos
Según nuestra experiencia, un proceso de análisis de IFRS 16 que contribuya a generar valor a los estados financieros, debe incluir actividades que permitan:
- Identificar oportunamente los contratos nuevos, así como aquellos que han cambiado sus condiciones, automatizando esta función.
- Definir un responsable de controlar y evaluar los nuevos los antecedentes, incluyendo acceso oportuno a la información fuente.
- Generar instancias de análisis de las principales variables, como son tasas de descuento, criterios de amortización del derecho de uso, impactos en impuestos diferidos, otros.
IFRS 16 no ha sido solo un cambio en un registro contable. También ha impuesto el desafío de generar un proceso continuo de análisis de nuevos escenarios.
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